domingo, 23 de febrero de 2014

El triatlheta y su cabra - Yunquera (Domingo 23/02/2014)

Estamos en febrero.

La infantería ligera despliega sus efectivos entre la medianía del burguer y la ilustre figura de Cervantes.

Más fuertes y numerosos afrontan etapas más largas y difíciles por cada fin de semana que pasa.

Para aguantar,… sufrir y entrenar.

Salida tranquila.

Ruedan en calma liderados por parejas.

Mucha charla.

Meco, Alovera, Azuqueza,…

Un pinchazo, en Marchamalo y en vísperas del puerto de Malaguilla, da ventaja a los Yayos para escapar de la batalla.

Mientras, la figura de un triatleta y su cabra se pierden subiendo .

Unos charlan,… otros, ultiman la cubierta.

- Sube fuerte.
- ¿Aguantará así hasta el final?

Comentan entre risas.

La ascensión arranca fuerte, nadie se queda.

La tensión aumenta según avanzan las centenas de metros.

Un repecho tras otro.

Cada vez, quedan menos.

A Usanos llegamos.

La hilera de gusanos se retuerce dejando un rastro de saliva a lo largo de todo el ascenso.

Y… allí, a lo lejos, se ve al Triatlheta y su cabra.

Nos entra el síndrome del Cejijunto,… a por él.

Más bizcos que antes, se aprietan los pedales en subida, dejando más cadáveres por el camino.

Al final, cazada la Cabra, viramos a la derecha dirección Malaguilla.

Se ha desatado la bestia y entre curvas cerradas se producen escapadas.

Llegando al valle, la mala suerte de un bache, hace saltar por los aires el bote de herramientas del que va en cabeza.

El grupo redime su afán.

Todos, en noble ascensión, pasamos las últimas 5 curvas del alto de Malaguilla de Fresno.

Sin duda, nos hemos quedamos sin un final de puerto con llegada de uno en uno y al límite de la extenuación,…

- una pena, ¿no?

El largo descenso se hace con cabeza.

Los Yayos, corren cómo diablos a por el merecido café.

En Yunquera, velocípedos de dos ruedas se agolpan por decenas contra el escaparate.

Unos dentro y otros fuera, descansan previo al próximo capítulo de esta carrera.

Salimos de nuevo,… a darlo todo.

Hay escapada.

Dos solitarios, se dejan ir unos metros mientras el pelotón ordena sus filas.

La juventud se mete en cabeza de carrera a probar fuerzas.

Un poquito más, un piñón más pequeño,… ¡venga! Un minuto,… ¡un minuto más!

Por detrás, entran los cíclopes del plano.

Rodando a 42 km/h sostenidos con Viento en contra.

Una tortura.

El objetivo no es cogerlos rápido.

Es verlos sufrir.

Kilómetro a kilómetro los escapados van entrando cada vez más en el punto de mira.

Se ponen a tiro.

Mantenidos a distancia constante prudencial por un rato, tiran la toalla.

Estamos de nuevo en Meco.

Un último pinchazo detiene al pelotón antes de la entrada en grupo en Alcalá.

Un día más.

Hasta el próximo fin de semana.

JC, V´14